Tu pueblo

Lo cotidiano de la cotidianidad

Quien no ha sentido que hace lo mismo todos los días, semanas, meses y años. Y más si se vive en un pueblo, día a día ve, escucha y actúa de la misma forma, que hay que salir por el pan, que la plata para el desayuno, que la camisa no esta planchada, el pito del lechero, que la olleta para la leche. En fin, un sinnúmero de razones que hacen que la vida se vuelva repetitiva, un ciclo, del cual la gente cree que no tiene salida.

Esto hace que cada día uno se convierta en un objeto, en una persona dominada por el sistema, con miedo a quedarse estancado.

Pero esto se puede solucionar ¿cómo? Pues, visitar los lugares atractivos del pueblo, conocer paisanos, llevar amigos al terruño y ya que no querrán regresar a su casa. Ir a san Sebastián atendido por su propietario, al pollo farsante atendida por filósofos, pasear por everlandia eh digo al parque de la esperanza.

La gente sale con fe cada mañana de que será el día de ganarse la lotería, el baloto, de encontrarse plata, pero llega igual de vaciada a la casa y tras del hecho mamada.

Pero no os desesperéis, la vida en un pueblo es tranquila, conocéis a casi todo el mundo, si triunfáis os vuelves famoso y os podéis postular como alcalde o concejal y ahí si que vuestra vida se arregla, lujuria, placer y lujo.

Otras cosas por las cuales aventajamos a las personas que viven en las grandes urbes queridos paisano son:

· Disminuye la presión de la población sobre los recursos
· Disminuye el desempleo y la miseria
· Se reciben las remesas de dinero enviadas por los emigrantes a sus familias
· Mejoran las técnicas empleadas en las actividades agropecuarias, como una manera de contrarrestar la emigración.

Por eso quiere a tu pueblo, llevalo en el corazón, mandale plata a tus seres queridos, no te olvides del pueblo que te vio nacer.

No niegues tus raíces.